7.28.2013

INGENUA Y ATERRADA

En la oscuridad de esa tenebrosa casa bañada por la pálida luz de las velas se encontraba aquella delicada mujer que parecía estar decepcionada de la vida, se encontraba molesta y al mismo tiempo aterrada, no sabía cómo continuaría con su vida, ni siquiera estaba segura de si quería seguir viviendo, aún no podía comprender como era posible que se hubiera quedado sin nadie en la vida, jamás conoció a su madre pues hacía años que había muerto, no sabía si llego a tener algún hermano o hermana y su padre había muerto días atrás dejándola con una amarga sensación de soledad y millones de preguntas que jamás fueron respondidas, tampoco conocía a nadie en aquella aldea donde creció, y aun cuando en su mente había visto infinidad de personas estaba segura de que no conocía a ninguna. No estaba segura de querer salir a ver cómo era todo haya afuera, tenía miedo de todo aquello que segura estaba, era desconocido, para ella el único mundo real que existía era el que se encontraba dentro de esas enormes paredes que la rodeaban desde que ella tenía memoria. No sabía nada de lo que pasaba haya afuera aun cuando había leído infinidad de libros que le describían todo lo que se encontraba fuera de esa puerta tras la que siempre se vio aprisionada, y aunque parecía que todo lo que había después de esos límites era maravilloso, nunca tuvo el valor siquiera para asomarse por la ventana, la únicas veces que llego a hacerlo era en la noches antes de ir a dormir, porque pensaba que en la oscuridad se encontraba a salvo, sin saber que la noche era lo que realmente le hacía daño.
Recordaba que en esos libros viejos que leía y releía había millones de cosas para aprender y millones de historias fantásticas llenas de aventuras para vivir, caballeros que iban a las guerras de cruzadas, princesas que encontraban el amor, hadas que revoloteaban felices en sus bosques, guerreros que mataban dragones, todas aquellas historias que estaban llenas de escenarios maravillosos llenos de colores, olores y sabores; y sin embargo, ella no estaba segura de sentir algo de lo que los personajes sentían, no sabía lo que significaba una promesa, tampoco sabía la importancia que tenían las palabras en la poesía, no estaba segura de saber lo que era libertad, y mucho menos sabía lo que significaba amar, aun cuando sus historias describían con todo detalle este tipo de escenas, sentimientos y emociones ella nunca logro comprender lo que representaban, para ella solo eran fantasías y sueños que estaban más allá de su alcance como si se encontraran en algún lugar remoto.
Recuerda que siempre se sintió como la chica de largos cabellos dorados, que atrapada en una torre esperaba todos los días la visita de su madre, hasta el día en que ella la descubrió con aquel apuesto caballero que también la frecuentaba en aquella vieja mazmorra.

Así era la vida de Leonora en aquella inmensa casa donde ahora parecía mucho más grande debido a la ausencia de su amado padre.

7.12.2013

LA VOLUNTAD DE LA SOMBRA

Por las noches Leonora descansa, o al menos eso es lo que su mente cree, no sabe que su cuerpo sale a respirar el frío aire, que sus pies descalzos sienten la yerba entre sus dedos, que su alma está en trance mientras su sombra se encarga de poseer todo lo que a ella le pertenece.
Sin saberlo, la luna es la que maneja la voluntad de la sombra; sin saberlo la sombra es la que está frente a las personas, sin saberlo; la mujer de las sombras asesina inocentes para saciar su hambre de malos recuerdos, de maliciosas y vanas esperanzas. ¡Claro! no todos los días asesina personas que embriagadas por el miedo al caer la noche se ocultan temiendo ser las siguientes en la lista de víctimas de esta mujer; lo cierto es, que no hay lista alguna, simplemente asesina a las almas más vulnerables… las que más miedo tienen, ella huele el miedo y lo saborea, convencida está de que esas son las presas que están más a su alcance. ¡Sí! esta sombra persigue a todo aquel que le teme a la noche, la lista de muertos entre sus manos aumenta con cada día que al parecer está controlado por azares del destino, puesto que no sigue un patrón pueden pasar semanas antes de que ocurra un nuevo homicidio pero también es cierto que puede haber asesinatos hasta cuatro días seguidos, y de igual manera puede ser uno solo el que esté en peligro, pero también pueden ser varios los que no tengan la dicha de volver a ver la luz del día.
Sí, al caer la noche Leonora es víctima de una cruel pesadilla que ni siquiera ella sabe que pasa todos los días, debe ser perturbador para una chica como ella pasar la noche, en especial esas amargas noches en que realmente tiene pesadillas y no puede despertar porque su cuerpo está a merced de una mujer que aunque es ella misma, no es en esencia la mujer bella y frágil que mira cada vez que esta frente al espejo, ¡Sí! es muy cierto cuando digo que sigue siendo una mujer bella, que parece ser la flor que crece en la adversidad de la belleza pero también es un ser maligno, que inspira temor; un ser que es de naturaleza salvaje, que carece de fragilidad y de bondad, es un ser que vaga entre las sombras, que vive entre la fragua del mismo infierno cada vez que absorbe la esencia vital de una persona, es extraña la forma en la que asesina, pues jamás ha obtenido sangre, jamás ha apuñalado a otro ser, jamás ha asfixiado o ahogado a ninguna de sus víctimas, basta con poner un dedo sobre la piel de su presa para absorber la energía maligna que alberga ésta en su sombra, así es; la asesinada es la sombra del hombre, mujer, niño o anciano al que ella toca, si muere la sombra; muere el cuerpo y el alma junto con ella.

¡Oh cruel destino! que asechas a esta mujer que no tiene la culpa de nada, libérala de estas cadenas que la atan al infierno, infierno que escala tratando de escapar y que lejos de estar cada vez más afuera, se hunde más con cada noche que pasa.

7.05.2013

LOS FANTASMAS DE LEONORA

Ya han pasado más de 7 años desde que Leonora sufrió esos cambios drásticos por culpa de un maleficio, está ahí sentada mirando a través de la ventana preguntándose ¿Cómo es que jamás salió de aquella fría y lúgubre casa?, recuerda que desde niña tuvo siempre educación en casa, recuerda todas esas lecciones de historia que a ella le fascinaban; también regresan a su mente todas esas historias de princesas y brujas, llenas de magia y de belleza sutil y sublime, recuerda que siempre deseó escapar a un mundo en el que existieran eso seres mágicos.
Tras analizar su vida de una manera más profunda se dio cuenta de que jamás había tenido contacto con ninguna otra persona, jamás había tenido un amigo, la única persona con la había hablado era su padre, nunca antes había sentido la brisa del viento sobre rostro y temía a la luz del sol pues jamás se habían abierto las cortinas de su casa, era como si toda su vida hubiese pasado en una enorme cripta; ¿Cómo iba a salir de su casa?, ¿Cómo conocería a los aldeanos de aquel lugar, ella estaba sola, sin embargo desde que cumplió 18 había tenido pesadillas recurrentes, había visto rostros en su mente que nunca en su vida había visto, ¿Cómo era posible que estas personas estuvieran paseando por su mente?, creía que se estaba volviendo loca, su mente le estaba haciendo una mala jugada y ella no sabía cómo manejar este tipo de situación, era como si esas personas la estuvieran mirando de una forma acusadora.

Siempre tuvo sus preguntas respecto a todo eso que pasaba en su cabeza, incluso lo comento con su padre, pero este decía que tal vez estaba cansada, era como si él le estuviera ocultando algo, estaba segura de que él sabía algo. Corrió a la habitación de su padre esperando encontrar respuestas, pero lo que encontró fue algo completamente impactante; en la habitación ya no se encontraba su padre, estaba la ropa con la que lo dejo después de haberle llorado por horas pero no había señales de él, parecía que el viento se lo había llevado, desconcertada siguió buscando respuestas en aquella habitación pero lo único que pudo encontrar fueron algunos libros llenos de polvo que estaban en otro idioma que jamás había visto, sabía leer y hablar varias lenguas antiguas pero ninguna se parecía a la que estaba en esos libros, parecía que eran de otro mundo y se preguntaba si acaso eso tenía que ver con que su padre siempre estuviera ocupado, ¿estaría buscando respuestas?, ¿estaría aprendiendo alguna disciplina nueva?, no estaba segura de nada pero no pensó ni por un instante que esos libros podían contener la respuesta a más de una de sus preguntas.