Comenzaba a oscurecer en aquella lúgubre
aldea, donde las noches parecían ser una pesadilla eterna, los cuatro
caza-fantasmas se encontraban nuevamente a las afueras de la iglesia hablando
sobre todo aquello que pudieron averiguar sobre la mujer de las sombras.
–En los libros de la iglesia no pude
encontrar nada –dijo Conrado un tanto perturbado y con aire de impotencia –Solo
fechas que no tienen un patrón, es un completo desastre, en algunos meses ataca
solo una noche, pero en otras ocasiones lo hace hasta cuatro noches seguidas,
no lo entiendo… es completamente inestable. –Termino de decir.
–En la taberna yo no pude encontrar mucho, el
tabernero culpa al hombre de la casa en la colina de la entrada. –comento
Ezequiel un tanto decepcionado.
–Ya les he dicho que Maurice es un buen
hombre, ¿Por qué aquí nadie puede dejar a ese pobre hombre en paz? –se oyó al
padre decir.
–Perdóneme padre pero yo no metería las manos
al fuego por un hombre que parece ser bueno y honrado, desde mi punto de vista
creo que hasta no tener pistas sólidas, todos en esta aldea son sospechosos –se
apresuró a decir Casandra –además me parece extraño que una casa tan grande
parezca abandonada a plena luz del día ya que las cortinas están siempre
cerradas, o al menos eso dice el panteonero, y por las noches el mismo dice que
jamás ha visto una sola luz encendida, estoy de acuerdo en que defienda a su
amigo, pero ¿Cuántas veces ha entrado en esa casa?–.
–A hora que lo mencionas hija, jamás he ido a
ver al pobre Maurice, nunca he tenido la dicha de estar en su casa –dijo al
fin el sacerdote con tono de aflicción.
–Pues en la biblioteca me prestaron estos
libros, creo pasaremos los próximos días leyendo y ojala encontremos algo que
realmente sirva –dijo Leonard –entre tanto creo que la única pista que tenemos
es esa casa abandonada según el panteonero, o al menos esa parece la teoría que
todos tenemos, así que… ¿Qué sugieren que hagamos? –.
–A mi parecer creo que debemos ir y averiguar
si alguien vive en esa casa, leer libros no me parece que sea suficiente, esa
criatura puede asesinar nuevamente y aunque tuviéramos toda la información que
necesitamos en los libros creo que no está de más investigar y registrar la
casa. –volvió a decir Casandra.
–Pues yo opino que hay que ir, sirve que de
paso usted saluda a su amigo no le parece colega –dijo Conrado al sacerdote.
–Creo que puede ser una buena idea, Maurice
no ha venido en días y creo que le haría bien ver nuevas caras –dijo el padre
– ¿Por qué no vamos mañana al medio día? a esta hora él ya debe estar dormido,
lo últimos días que lo vi parecía cansado.
Y así acordaron ir a aquella casa al día
siguiente, pero sabían que debían estar alerta en la noche, la mujer de las
sombras aparecería y solo Dios podría saber si la misteriosa criatura
asesinaría esa noche.